viernes, 4 de noviembre de 2011

Tratamiento del déficit de atención e hiperactividad y efectos adversos cardiovasculares

Contenido extraído de www.hemosleido.es y reproducido íntegramente por su interés:

Publicado por MGG (19:40) en la categoría FDA, Revisión de medicamentosSegún la CDC, durante el año 2007, en EEUU estaban siendo tratados 2,7 millones de jóvenes de entre 4 y 17 años con fármacos para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) . Esta cifra representaba el 66,3% de los diagnosticados, y un 4,8% del total de la población de este rango de edad (con variabilidad entre los estados americanos, tanto en % de pacientes diagnosticados como en los tratados).

En Hemos leído se pueden leer varios artículos publicados sobre el tratamiento del TDAH. Entre ellos, recordamos que nuestro boletín de abril 2008, comentaba un artículo de la revista Circulation, en donde se recomendaba hacer valoraciones de la función cardíaca, además de un ECG previo al inicio del tratamiento en niños y adolescentes.

Estas recomendaciones de la AHA (American Heart Association’s), resultaron controvertidas según ciertas fuentes (recomendamos lectura del artículo publicado en Evidencias en Pediatría de Septiembre 2011, en donde se responde a la PICO de hacer o no hacer dicho ECG previo). Retomando el asunto, era de esperar que, tras el estudio publicado por Gould el at. (con ciertas limitaciones reconocidas por la propia FDA), en donde se sugería un mayor riesgo de muerte repentina en niños en tratamiento para el TDAH, y las varias declaraciones espontáneas de efectos cardiovasculares graves durante la etapa postcomercialización de estos fármacos, la FDA conjuntamente con la AHRQ, decidiesen iniciar varios estudios profundizando en el tema.

Ahora, tanto en NEJM como en la página de la FDA, publican los resultados del primero de estos estudios: Se trata de un estudio de cohortes retrospectivo, a partir de varias bases de datos americanas con 1.200.438 niños y adolescentes de entre 2 y 24 años, y un total de 2.579.104 persona/año en seguimiento. Entre los datos a destacar, hay 373.667 personas/año de seguimiento de pacientes con tratamiento activo.

La exposición a fármacos estimulantes (derivados anfetamínicos y metilfenidato), atomoxetina o pemolina se identificó por los registros de prescripción, y los resultados (accidente cerebrovascular (ACV), infarto de miocardio o muerte súbita de origen cardíaco), se identificaron de los registros diagnósticos, certificados de defunción y búsquedas electrónicas con algoritmos de definición de caso. El seguimiento medio de la cohorte fue de 2,1 años.

Encontraron 7 eventos cardiovasculares (4 ACV y 3 muertes súbitas cardíacas) entre los pacientes con tratamiento activo. Comparado con los pacientes sin tratamiento, no se encontró asociación entre eventos cardiovasculares y estar tratado con fármacos para el TDAH (hazard ratio 0.75, IC 95% 0.31-1.85). Esto sugiere un riesgo absoluto bajo, según los autores, aunque declaran que estos resultados no son consistentes con los publicados por Gould el at., y no puede excluirse un incremento de riesgo dado el límite superior del intervalo de confianza.

Como dice el blog del NHS: “Los médicos prescriptores de tratamientos para el TDAH deberían ser conscientes de este análisis. Los resultados son tranquilizadores, pero se necesita más investigación para confirmar su seguridad a largo plazo” Lo que está claro, y como bien indican en Sala de Lectura, hay que ser rigurosos con el diagnóstico, utilizarlos con precaución y hacer un seguimiento fiel de las recomendaciones de nuestras guías de cabecera.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Buena iniciativa en pro del derecho del ciudadano a una información actualizada en ensayos clínicos y estudios postautorización

La European Medicines Agency (EMEA) solicita actualización en la información sobre ensayos clínicos realizados en geriatría, así como la incorporación de nuevas sustancias activas en los medicamentos relacionados.

La EMEA va a comenzar a demandar información y así poder actualizar y aportar más luz a sus expedientes. Buena noticia ya que el ciudadano va a salir ganando. En este caso, la iniciativa va dirigida a los mayores.

La futura consecuencia es que los investigadores, fabricantes, comercializadores y profesionales sanitarios serán más claros a la hora de diseñar, reclutar pacientes, producir, vender, prescribir y aconsejar medicamentos. Es un paso hacia el derecho del ciudadano a una información actualizada en farmacovigilancia, en concreto, y salud en general.