jueves, 13 de diciembre de 2012

Los ensayos clínicos favorecen a quienes los patrocinan


Reproducimos íntegramente el artículo de www.farmacovigilancia.tv publicado esta semana:

http://farmacovigilancia.tv/blog/los-ensayos-clinicos-favorecen-a-quien-los-patrocinan/

Que los ensayos clínicos no son siempre todo lo rigurosos que se pudiera esperar era algo que siempre se ha sospechado, pero ahora, una investigación médica en la que se han analizado miles de informes revela que los fármacos de los patrocinadores salen mejor parados en los ensayos clínicos.

Según el estudio, llevado a cabo por investigadores europeos, estadounidenses y canadienses, los resultados de los ensayos clínicos pagados por las compañías farmacéuticas tienden a favorecer a sus productos, sólo la puesta a disposición pública de toda la información de las pruebas y el aumento de inversión pública en ensayos independientes podría acabar con este trato de favor.

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores han utilizado las tres principales bases de datos médicas (Medline, Embase y Web of Science) hasta reunir 48 artículos científicos publicados desde 1986 y que revisaban más de 5.000 estudios de fármacos y aparatos médicos.

Los estudios se dividieron en tres categorías: patrocinados por la industria, financiados de forma pública o independiente y mixtos, y se analizaron tanto sus resultados empíricos como las conclusiones de los autores.
En la investigación se descartaron los estudios que no incluyeran datos cuantitativos. También ignoraron aquellos que tuvieran que ver con la nutrición, el tabaco, la efectividad de hierbas medicinales y todo lo que no fueran medicamentos o aparatos médicos. En los casos en los que el estudio no hacía público quién lo patrocinaba, contactaron con los autores para saberlo. Los estudios, que abarcaban la mayor parte de las áreas de investigación médica, incluían ensayos clínicos de fármacos versus placebo, comparativas entre medicamentos o pruebas de aparatos comparados con otros simulados y combinaciones de todos ellos.
Los investigadores buscaron si existía ese trato favorable tanto en los resultados empíricos de los ensayos como en las conclusiones de los autores. En todas las combinaciones posibles comprobaron que existía ese sesgo.

Comparando estudios patrocinados con los no patrocinados, por ejemplo, el número de resultados favorables era un 24% mayor en los primeros. Además, si aparecían efectos secundarios perjudiciales, éstos eran menos importantes.

La tendencia se repite en los casos en que se medía la eficacia de un tratamiento comparándolo con uno alternativo fabricado por la competencia.

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